Los niños necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente. La rutina establece horarios y hábitos que contribuyen a su equilibrio emocional y les proporciona un mecanismo importante para la construcción de su personalidad.
El establecimiento de rutinas no tiene que ser un proceso rígido, debe entenderse como una herramienta que ayudará al niño a comprender su entorno y a mejorar toda la dinámica familiar.